Instrucciones para una relajación más fácil para la meditación

Es mejor hacer los ejercicios de relajación cuando tengas suficiente tiempo libre, sin estar bajo presión de tiempo o muy tenso y agitado.

Puedes imaginarte haciendo el ejercicio en tu lugar favorito visualizado (en la naturaleza o en un lugar acogedor en algún sitio) para llegar a una mejor sensación. Siempre ve al mismo lugar. La rutina te ayuda a aceptar más rápidamente el cambio y la reprogramación.

Repite la meditación siempre que lo desees. Esto también te ayudará a superponer más fuertemente tu antiguo programa y a utilizar los nuevos códigos más rápidamente. Es muy importante utilizar las afirmaciones. Estas pueden ser pensadas o habladas en voz alta 30 veces seguidas, 3 a 4 veces al día, como prefieras. También aquí, imagina cómo se ve y se siente la situación en el estado deseado.

Al final, el sentimiento es siempre la fuerza más poderosa de la convicción.

Puedes practicar los ejercicios sentándote cómodamente o, mejor aún, acostado, ya que en esta posición puedes soltarte completamente.

Antes de empezar, coloca tus pensamientos en un cajón y ciérralo para que no te molesten durante la relajación. Si surgen pensamientos inapropiados durante la relajación, sé firme y di: ¡Alto! Tú tienes el control, no los pensamientos. Luego, envíalos de vuelta.

Al comenzar la meditación, concéntrate en lo siguiente: pesadez (representa la relajación muscular), calor (dilata los vasos sanguíneos y mejora la saturación de oxígeno hasta las células), y respiración para calmar todo el sistema. Es muy importante que solo seas un observador, viendo cómo la respiración se mueve de manera autónoma en un ritmo uniforme. Asegúrate de concentrarte en la parte baja del abdomen y permitir que suceda. Dos tercios del volumen de respiración están en el diafragma, donde también se encuentran tus órganos pélvicos. Es crucial que mantengas tu enfoque allí. Después de 2 o 3 veces, llegarás automáticamente a ese estado.